Dinamica del espejo autoestima
Psicología del principio del espejo
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Yolanda Renteria, LPC, es una terapeuta licenciada, practicante somática, consejera certificada a nivel nacional, profesora adjunta de la facultad, conferenciante especializada en el tratamiento del trauma y el trauma intergeneracional.
Según la Asociación Americana de Psicología (APA), su autoestima es la evaluación de sí mismo como un ser humano capaz y valioso que merece consideración y respeto. Es una sensación interna de ser digno de amor.
A menudo pensamos en términos como "respeto", "amor" y "consideración" con respecto a nuestras relaciones con los demás, como nuestros amigos, familiares, colegas y vecinos. Sin embargo, el término "autoestima" es un indicador de cuánto nos respetamos, amamos y valoramos a nosotros mismos.
Mirarse al espejo psicología
Imagine que se mira en un espejo una, dos, cien veces. Con el tiempo, interiorizamos una imagen de nosotros mismos y esa imagen se convierte en parte de nuestra identidad. Gran parte del autoconcepto y la autoestima comienzan con la autoimagen. Nos sentimos como nos vemos.
Un tema importante en la psicología del desarrollo es que las relaciones actúan como espejos. Un bebé no nace con un sentido de sí mismo. Ese sentido se adquiere a lo largo de muchas interacciones con los demás, especialmente con los cuidadores. El niño que recibe amor y cuidados interioriza esas experiencias y se siente merecedor de amor. El niño abandonado o maltratado interioriza esas experiencias negativas y más tarde puede tener dificultades para aceptar el amor de los demás. Muchas de las interacciones de un padre con un niño pequeño son del tipo: "¡Qué buena eres!" y "¡Mira qué grande estás!". Estas afirmaciones constituyen un importante apoyo para el desarrollo del sentido del yo cuando el cerebro es más plástico.
Como psicóloga, he trabajado con muchos perfeccionistas de alto rendimiento. A menudo logran mucho, pero experimentan más estrés y angustia de la cuenta en el proceso. Cuando los resultados no son los ideales -y en los mercados financieros, eso es casi seguro-, hay mucho espacio para las dudas y la autocrítica. Los perfeccionistas pueden pasar tanto tiempo mirando por el retrovisor una actuación imperfecta que pierden oportunidades en el presente.
Ley del principio del espejo
La autoimagen es la visión personal que tenemos de nosotros mismos. Es nuestra imagen mental o autorretrato. La autoimagen es un diccionario interno que describe las características del yo, como inteligente, bello, feo, talentoso, egoísta y bondadoso. Estas características forman una representación colectiva de nuestros activos y pasivos tal y como los vemos. Se convierten en el conjunto de creencias o sentimientos que tenemos sobre nosotros mismos, nuestras "autopercepciones". Cómo nos definimos a nosotros mismos influye en nuestras motivaciones, actitudes y comportamientos y afecta a nuestro ajuste emocional.
La diferencia entre una baja autoestima y una mala autoimagen es la siguiente: la autoestima se basa en sentimientos subjetivos que cambian según el entorno actual; la autoimagen es la visión que uno tiene de sí mismo, y las creencias sobre uno mismo, basadas en las experiencias vitales. Ambas pueden ir de la mano, pero la baja autoestima es un problema que se soluciona más fácil y naturalmente.
Los patrones de autoestima empiezan muy pronto en la vida. Por ejemplo, un niño pequeño que alcanza un hito experimenta una sensación de logro que refuerza su autoestima. Aprender a darse la vuelta después de docenas de intentos fallidos enseña a un bebé una actitud de "sí se puede".
Teoría de las relaciones espejo
Esta ley afirma que si estamos emocionalmente cargados cuando pensamos en el comportamiento poco constructivo de otra persona, ésta nos está reflejando que nosotros tenemos el mismo comportamiento. Esta es LA ley más difícil de aceptar. A menudo, nos obstinamos en no querer ver el espejo.
Durante años culpé a mi marido John de los problemas de comunicación de nuestro matrimonio, hasta que mi entrenadora ejecutiva me señaló esta ley. Le dije: "¿Quieres decir que, como me enfado por la pésima capacidad de comunicación de John, yo también debo de ser pésima comunicándome?". El silencio al otro lado del teléfono fue mi respuesta.