Qué rasgos de personalidad debe tener un buen criminólogo
Toma de decisiones
Los criminólogos son las personas que trabajan e investigan el estudio de la delincuencia y la respuesta de la sociedad ante ella. Algunos criminólogos examinan las pautas de comportamiento de posibles delincuentes. En general, los criminólogos llevan a cabo investigaciones y estudios, desarrollando teorías y analizando patrones empíricos[1].
Los intereses de los criminólogos incluyen el estudio de la naturaleza del delito y de los delincuentes, los orígenes del derecho penal, la etiología del delito, la reacción social ante el delito y el funcionamiento de los organismos encargados de hacer cumplir la ley y de las instituciones penales. A grandes rasgos, puede decirse que la criminología orienta sus indagaciones en torno a tres líneas: en primer lugar, investiga la naturaleza del derecho penal y su administración y las condiciones en que se desarrolla; en segundo lugar, analiza la causalidad del delito y la personalidad de los delincuentes; y en tercer lugar, estudia el control de la delincuencia y la rehabilitación de los delincuentes. Así pues, la criminología incluye en su ámbito las actividades de los órganos legislativos, las fuerzas del orden, las instituciones judiciales, las instituciones penitenciarias y los organismos sociales educativos, privados y públicos.
Resolución de problemas
La búsqueda de la personalidad criminal o superrasgo ha cautivado tanto las mentes como la imaginación de los académicos y de la comunidad en general (Caspi et al., 1994). En parte, esto se debe a una obstinada aversión a la idea de que las personas normales y corrientes violen, asesinen o molesten a niños (Barlow, 1990). En segundo lugar, existe un deseo de respuestas simples y directas (Bartol, 1991).
A pesar de esta popularidad duradera de la teoría de la personalidad, los criminólogos han discutido acaloradamente la relevancia de la personalidad dentro del estudio de la criminología durante varias décadas (Andrews & Wormith, 1989; Brown, 2006; Caspi et al., 1994; Gibbons, 1989). Este artículo comienza presentando y describiendo las diferentes modalidades mediante las cuales se ha aplicado la teoría de la personalidad a la criminalidad.
En primer lugar, se considerarán y evaluarán las preocupaciones relacionadas con las proposiciones clave y las implicaciones políticas; en segundo lugar, se revisarán las críticas relativas a las debilidades metodológicas de la investigación sobre la teoría de la personalidad. Se detallarán los avances recientes en la investigación de la teoría de la personalidad en respuesta a esas preocupaciones metodológicas específicas, incluidos los resultados de las investigaciones actuales sobre el vínculo entre la personalidad y el comportamiento antisocial. Por último, se explorará la futura aplicación de la teoría de la personalidad a la búsqueda de conocimientos sobre los delincuentes y la delincuencia y se sugerirán vías para la integración de la teoría y la investigación.
10 personalidades de la investigación criminal
La justicia penal es un campo impactante y fuera de lo común en el que se puede marcar la diferencia. A diario, los profesionales de la justicia penal trabajan duro para proteger a las comunidades a las que sirven. Agentes de las fuerzas de seguridad, investigadores criminales, agentes de la administración, guardias de prisiones y funcionarios judiciales son sólo algunos ejemplos de las muchas carreras dedicadas que conforman nuestro sistema de justicia penal. Por supuesto, por muy apasionante que sea este campo, trabajar en la justicia penal puede ser a veces difícil y exigente. Este importante trabajo requiere habilidades, cualidades y formación específicas para sobresalir en él. Si estás interesado en convertirte en un protector, puede que te estés preguntando qué habilidades de la justicia penal necesitas comprobar primero.
En el ámbito de la justicia penal, tu trabajo consistirá en vigilar y proteger a quienes lo necesiten. Por ello, debes ser una persona que se desenvuelve bien en un entorno que le permite actuar y tomar decisiones eficaces. Siempre frío bajo presión y en situaciones de crisis, deberás tener el valor de hacerte cargo de una situación. En última instancia, necesitará algo más que corazonadas. Tendrás que ser capaz de tener un pensamiento crítico, poner en práctica habilidades de resolución de problemas y hacer juicios morales y éticos en momentos de necesidad. Estas habilidades te las pueden proporcionar años de experiencia y también tu formación en justicia penal.
Habilidades sociales de la criminología
Las pruebas demuestran que un subgrupo pequeño y patológico de individuos es responsable de una cantidad desproporcionada de delitos y violencia. Falk et al. (2014) descubrieron que la mayoría de los delitos violentos en una población sueca era cometida por un pequeño número de delincuentes violentos persistentes, normalmente varones y definidos por un inicio temprano de criminalidad violenta. De hecho, la curva edad-delincuencia describe un claro aumento de las tasas de delincuencia en la adolescencia media, que alcanza su punto máximo en torno a los 17 años, seguido de un pronunciado descenso en la edad adulta joven (Moffitt, 1993; Blonigen, 2010). Sin embargo, los datos sobre el comportamiento desviado y la delincuencia autodeclarados muestran un fuerte aumento de los comportamientos antisociales también durante la infancia (Farrington et al., 2009). Se necesita un mejor conocimiento de las características de este grupo en particular para desarrollar intervenciones de tratamiento específicas y estrategias preventivas.
Se han sugerido diferentes trayectorias de desarrollo para explicar los orígenes de las conductas antisociales agresivas, incluidos los delitos violentos, que comprenden los de inicio temprano: individuos antisociales limitados en la infancia, delincuentes violentos persistentes en el curso de la vida (LCP), y de inicio tardío: delincuentes limitados en la adolescencia (AL), y delincuentes de inicio adulto (Moffitt, 1993; Raine et al., 2005). Los individuos en la vía LCP de comportamiento antisocial tienen el mayor impacto en la sociedad y en sus propios resultados de salud mental y física como adultos (Odgers et al., 2007). Investigaciones anteriores han demostrado una considerable continuidad en las conductas antisociales a lo largo del tiempo; estos individuos que se convierten en delincuentes persistentes no sólo empiezan pronto, sino que muestran conductas antisociales excepcionalmente frecuentes (Loeber, 1982).